El miedo tiene la función de alertarnos de un peligro.
A esta emoción le acompañan una serie de síntomas físicos que tienen la función de prepararte para atacar o huir: bombear más sangre, tensar los músculos,… Y los pensamientos comienzan a bombardearnos: me voy a contagiar, la economía va a ir fatal, esto será terrible,…
Y se añaden conductas coherentes con ello, para ponernos a salvo: lavado de manos constante, desinfección, distancia de seguridad, confinamiento en casa, reducción de gastos,…
Como ves, en este caso la ansiedad está más que justificada. Nadie puede decirte que te tranquilices porque entonces las conductas que promueven la tranquilidad no te ayudarían para esta situación excepcional.
Está bien sentir ansiedad. Es coherente con la situación que estamos viviendo.
Tómate un momento y siéntelo. No huyas de lo que sientes. Vamos a conectar con el miedo, vamos a darle espacio. ¿Qué nos dice? ¿Por qué? ¿Qué está amenazando que tanto nos importa? ¿Qué puedo hacer para dar valor a lo que me importa?
La práctica de Mindfulness puede ayudarte a comprender tus experiencias emocionales de este momento. Es una buena oportunidad para ponerlo en práctica. Hay muchas estrategias.
Si necesitas ayuda hay muchos profesionales que están trabajando online para poder ayudarte.