Perdón

Fuente de este artículo: María Prieto-Ursúa, Mª José Carrasco Galán, Virginia Cagigal de Gregorio, Elena Gismero González, Mª Pilar Martínez Díaz e Isabel Muñoz San Roque. Clínica Contemporánez. El perdón como Herramienta clínica en terapia individual y de pareja.  Vol. 3, Nº2, 2012, pp 121-134.

A lo largo de tu vida, es probable que te hayas visto o te vayas a ver dañado por un familiar, por un amigo o por tu pareja. Un daño, una traición, una acción que nos ha hecho sentirnos mal y que nuestra primera reacción es la de no perdonar. Esto quiere decir que va a haber diferentes respuestas:

  • En nivel emocional sentiremos dolor, rabia, tristeza,…
  • En nivel cognitivo representaciones ofensivas del ofensor, pensamientos de venganza, de incomprensión, planteamientos de si tú como víctima has tenido alguna culpa e incluso de finalización de la relación.
  • En nivel conductual puede haber evitación o distanciamiento o, por lo contrario, confrontación.

Estas experiencias que resultan desagradables para quien las padece pueden ser mitigadas, no siendo necesario perdonar si no se desea. Se puede aceptar el daño recibido, hacer re-atribuiones de los sucesos y circunstancias relacionadas, manejar el estrés o aprender a manejar la ira. El perdón solo será un recurso más.

pedón

Al proceso de perdón se puede llegar de diferentes formas:

  • Según la respuesta que empleemos: conductal (reconciliarse), emocional (dejar ir los sentimientos desagradables) o cognitiva (pensamientos determinados sobre el hecho o el ofensor)
  • Según la dirección del cambio: negativo (se abandonan o reducen las respuestas conductuales, emocionales y cognitivas negativas) o positivo (aparecen respuestas positivas).
  • Según su orientación: centrada en sí mismo o centrado en el otro.

Así, llegar a perdonar se podrá hacer de múltiples formas. No hay una forma correcta pues cada individuo encontrará su forma de hacerlo.

Clasificación del perdón:

Diferentes autores proponen distintos conceptos de perdón

  • Perdón intrapersonal o unilateral: se completa enteramente en el indivíduo dañado, no necesita de nada ni depende de la posición del agresor. Perdonar será totalmente independiente de las acciones del agresor en el pasado, en el presente y en el futuro. La persona que perdona no busca nada del otro.
  • Perdón interpersonal o perdón negociado: El perdón adquiere la función de reparación del daño o de la relación. El agresor admite la acción ofensiva, asume la responsabilidad y expresa arrepentimiento. Muchas personas estarían dispuestas a perdonar si se dieran estos pasos.
  • Perdón a uno mismo: intentará evitar pensamientos, sentimientos o situaciones asociadas a la agresión. Tratar de hacer actos de reparación a la víctima o decidir no volver a cometer la agresión nunca más. Para perdonarse a uno mismo sera imprescindible la reconciliación, no así para perdonar a otros.
  • Falso perdón: el agresor mantiene su dominio y se promueve el mantenimiento del daño. Perdonar no es olvidar ni continuar como si no hubiera ocurrido nada. El perdón debe ocurrir desde una posición de fuerza no de debilidad porque el perdonador reconoce una injusticia y la considera en lo que es. Lo peligroso del falso perdón son la manipulación, la negación, la evitación, la injusticia o la cronificación del daño.

Intervención en el perdón.

En general, las distintas intervenciones que se han propuesto tienen en común el trabajo sobre los siguientes puntos:

  • Reconocer la existencia de la ofensa y su importancia: ver la ofensa con perspectiva evitando la negación de la violación de la relación tanto como la magnificación del daño. Reducir los sentimientos de victimización innecesarios.
  • Intentar considerar el punto de vista del ofensor: permite a la víctima reconocer y modificar los patrones destructivos que perpetúan actos injustos y el «entendimiento» que reconoce las limitaciones del agresor sin quitarle responsabilidad. Así se podrán llegar a patrones relacionales alternativos.
  • Sentir empatía con el agresor: aquellos sujetos que logran perdonar al ofensor tienen altos niveles de empatía. Las disculpas y la expresión de arrepentimiento tienen un efecto facilitador de empatía. Ver el malestar del agresor por su acción nos ayuda a ponernos en su lugar y a hacer reatribuciones más positivas.
  • Recordar ocasiones en las que nosotros mismos hemos sido ofensores y nos hemos sentido agradecidos por recibir el perdón de otros.

Efectos del perdón

En general los resultados de los estudios sugieren que las intervenciones que promueven el perdón pueden llevar a reducir los efetos negativos para la salud mental del no perdonar (estrés y disfunción) y producir incrementos en la auto-estima y la esperanza.

El perdón en las parejas aumentaría la satisfacción marital, el compromiso o el manejo de conflictos.