Taller online: La comunicación en la pareja

Esta claro que uno de los pilares fundamentales de la pareja es la comunicación.

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¿Pero cómo es una comunicación efectiva? ¿De qué forma puedo expresarme? ¿Y cómo puedo hacer ver a mi pareja que la escucho y la entiendo? ¿Cuáles son los problemas típicos de comunicación y cómo puedo abordarlos?

Una comunicación efectiva facilita la convivencia, propone soluciones y aumenta la intimidad.

En este taller abordaremos todas estas cuestiones y algunas cosas más. Mejora tu comunicación en la pareja mediante ejercicios prácticos y propuestas para el día a día.

Disponible en dos fechas:

***Es necesario que después del pago me envíes tu dirección de correo electrónico para poder facilitarte el link y el material del taller. Puedes enviarlo a través del formulario de contacto o por correo electrónico a bizquierdo@cop.es.

Entrada para el taller online «Comunicación en la pareja» 30/05/20 11.30

Sábado 30 de mayo - 11.30

€12,00

Entrada para el taller «Comunicación en la pareja» 5/06/20 18.00

Viernes 5 de junio - 18.00

€12,00

Perdón

Fuente de este artículo: María Prieto-Ursúa, Mª José Carrasco Galán, Virginia Cagigal de Gregorio, Elena Gismero González, Mª Pilar Martínez Díaz e Isabel Muñoz San Roque. Clínica Contemporánez. El perdón como Herramienta clínica en terapia individual y de pareja.  Vol. 3, Nº2, 2012, pp 121-134.

A lo largo de tu vida, es probable que te hayas visto o te vayas a ver dañado por un familiar, por un amigo o por tu pareja. Un daño, una traición, una acción que nos ha hecho sentirnos mal y que nuestra primera reacción es la de no perdonar. Esto quiere decir que va a haber diferentes respuestas:

  • En nivel emocional sentiremos dolor, rabia, tristeza,…
  • En nivel cognitivo representaciones ofensivas del ofensor, pensamientos de venganza, de incomprensión, planteamientos de si tú como víctima has tenido alguna culpa e incluso de finalización de la relación.
  • En nivel conductual puede haber evitación o distanciamiento o, por lo contrario, confrontación.

Estas experiencias que resultan desagradables para quien las padece pueden ser mitigadas, no siendo necesario perdonar si no se desea. Se puede aceptar el daño recibido, hacer re-atribuiones de los sucesos y circunstancias relacionadas, manejar el estrés o aprender a manejar la ira. El perdón solo será un recurso más.

pedón

Al proceso de perdón se puede llegar de diferentes formas:

  • Según la respuesta que empleemos: conductal (reconciliarse), emocional (dejar ir los sentimientos desagradables) o cognitiva (pensamientos determinados sobre el hecho o el ofensor)
  • Según la dirección del cambio: negativo (se abandonan o reducen las respuestas conductuales, emocionales y cognitivas negativas) o positivo (aparecen respuestas positivas).
  • Según su orientación: centrada en sí mismo o centrado en el otro.

Así, llegar a perdonar se podrá hacer de múltiples formas. No hay una forma correcta pues cada individuo encontrará su forma de hacerlo.

Clasificación del perdón:

Diferentes autores proponen distintos conceptos de perdón

  • Perdón intrapersonal o unilateral: se completa enteramente en el indivíduo dañado, no necesita de nada ni depende de la posición del agresor. Perdonar será totalmente independiente de las acciones del agresor en el pasado, en el presente y en el futuro. La persona que perdona no busca nada del otro.
  • Perdón interpersonal o perdón negociado: El perdón adquiere la función de reparación del daño o de la relación. El agresor admite la acción ofensiva, asume la responsabilidad y expresa arrepentimiento. Muchas personas estarían dispuestas a perdonar si se dieran estos pasos.
  • Perdón a uno mismo: intentará evitar pensamientos, sentimientos o situaciones asociadas a la agresión. Tratar de hacer actos de reparación a la víctima o decidir no volver a cometer la agresión nunca más. Para perdonarse a uno mismo sera imprescindible la reconciliación, no así para perdonar a otros.
  • Falso perdón: el agresor mantiene su dominio y se promueve el mantenimiento del daño. Perdonar no es olvidar ni continuar como si no hubiera ocurrido nada. El perdón debe ocurrir desde una posición de fuerza no de debilidad porque el perdonador reconoce una injusticia y la considera en lo que es. Lo peligroso del falso perdón son la manipulación, la negación, la evitación, la injusticia o la cronificación del daño.

Intervención en el perdón.

En general, las distintas intervenciones que se han propuesto tienen en común el trabajo sobre los siguientes puntos:

  • Reconocer la existencia de la ofensa y su importancia: ver la ofensa con perspectiva evitando la negación de la violación de la relación tanto como la magnificación del daño. Reducir los sentimientos de victimización innecesarios.
  • Intentar considerar el punto de vista del ofensor: permite a la víctima reconocer y modificar los patrones destructivos que perpetúan actos injustos y el «entendimiento» que reconoce las limitaciones del agresor sin quitarle responsabilidad. Así se podrán llegar a patrones relacionales alternativos.
  • Sentir empatía con el agresor: aquellos sujetos que logran perdonar al ofensor tienen altos niveles de empatía. Las disculpas y la expresión de arrepentimiento tienen un efecto facilitador de empatía. Ver el malestar del agresor por su acción nos ayuda a ponernos en su lugar y a hacer reatribuciones más positivas.
  • Recordar ocasiones en las que nosotros mismos hemos sido ofensores y nos hemos sentido agradecidos por recibir el perdón de otros.

Efectos del perdón

En general los resultados de los estudios sugieren que las intervenciones que promueven el perdón pueden llevar a reducir los efetos negativos para la salud mental del no perdonar (estrés y disfunción) y producir incrementos en la auto-estima y la esperanza.

El perdón en las parejas aumentaría la satisfacción marital, el compromiso o el manejo de conflictos.

Cuándo es el momento de romper una relación

Recuerdo en la película «The Mexican» de Julia Roberts y Brad Pitt como ella estaba preocupada por su relación y tenía serias dudas sobre si terminar con su pareja o no. Y si la memoria no me falla, el secuestrador del personaje de Julia Roberts, que a la vez hacía de asesor del amor, le aconsejaba algo así como que si hay amor nunca se debería dejar una relación.

Suena muy bonito y muy romántico pero como bien indica el título del libro sobre relaciones de pareja de Aroon Beck, «Con el amor no basta«.

Haber creado una relación con una persona con la que en un momento dado nos hemos sentido próximos afectivamente al final es lo más fácil de una relación sentimental. Lo más difícil es mantener ese vínculo, construir juntos, compartir proyectos, comunicarse efectivamente. Porque una relación no se mantiene solo con el amor inicial.

A menudo hay personas que se sienten estancadas en una relación y comienzan a surgirle las dudas sobre si debería o no continuar con esta pareja. En otros casos, las personas ven que hay muchos conflictos o una gran distancia que los separa pero no son capaces de ver que es posible que esa relación haya concluido.

En cualquier caso, es una decisión que únicamente compete a la persona o personas implicadas. Dejarse llevar por opiniones ajenas puede hacer que tomes decisiones precipitadas y que posteriormente sientas que cometiste un error. Saber que debes finalizar una relación sentimental es algo que surgirá de ti mismo/a.

A continuación te apunto algunos de los factores claves implicados en la construcción y mantenimiento de una relación sentimental. Quizá esto pueda ayudarte a tomar una decisión más acertada:

  • Comunicación: las relaciones se nutren de las interacciones y para que estas sean efectivas debe existir una buena comunicación. Esto quiere decir que los dos miembros de la pareja tienen que ser capaces de expresar sus necesidades, sus deseos, sus frustraciones y a la vez poder escuchar los de la otra persona. También es importante dar respuesta a estas manifestaciones, no vale sólo con escuchar. La otra persona debe saber si van a poder satisfacer mis demandas, si han comprendido lo que he expresado, etc.
  • Negociación: las decisiones que afectan a la pareja deben ser compartidas. En ocasiones puede primar el deseo de uno, y en otras el de otro. Pero en general y sobre todo en cosas importantes es necesario que ambos expresen sus opiniones y se acuerden las acciones a llevar a cabo. Que sea uno el que siempre imponga su criterio, que trate de convencer hasta el final al otro, que discuta todas y cada una de las decisiones de la otra persona, daña la autoestima de la otra persona y por supuesto daña la relación.
  • Compromiso: al aceptar disfrutar de una persona también se debería aceptar «las obligaciones» que ambos han pactado juntos. A veces ocurre que estas obligaciones uno las da por hechas y el otro no se ha enterado de ellas (y esto nos devuelve a la importancia de la comunicación). Pero si no nos comprometemos a avanzar juntos, a construir, a cuidar,… la relación carece de sentido.
  • Compartir: «estar juntos» implica compartir, sino ¿para qué estar juntos? Compartir tiempo libre, aficiones, proyectos. La persona con la que has escogido comprometerte debería ser tu persona favorita para hacer gran parte de las actividades. Esto no quiere decir que absolutamente todo se deba hacer con esa persona. De hecho es fundamental mantener un espacio individual dentro de la pareja.
  • Individualidad: cualquier persona necesita disponer de momentos de intimidad y de soledad. Respetar la individualidad del otro es fundamental para que se sienta comprendido y valorado como persona única. Estar en pareja no significa fusionarse con el otro y borrar mi personalidad. También es comprensible que cada uno tenga amigos propios, aficiones propias, etc.
  • Proyectos: es muy importante que las dos personas que han decidido compartir juntos su vida lo hagan porque ambos tienen una idea parecida de lo que quieren hacer con su vida. Ambos quieren tener hijos? o quieren viajar por el mundo en plan mochilero? Les gusta una vida tranquila en la que toma importancia el contacto con la naturaleza? o les mueve más el ritmo cosmopolita de las ciudades?
  • Sexualidad: cada persona tenemos unas necesidades fisiológicas particulares y deben tenerse en cuenta. Además es importante reconocer que la inestabilidad emocional afecta a la líbido disminuyéndola.
  • Respeto: no puedo olvidarme del respeto. Es básico en cualquier forma de relación. Sin respeto no puede construirse nada, falla la comunicación, los proyectos, merma la personalidad del que no es respetado y finalmente destruye la relación.

Algunos aspectos pueden mejorarse: podemos aprender a comunicarnos, a negociar, a iniciar conductas positivas hacia la otra persona, etc. Pero si no se consigue mejorar la relación, las dudas continúan y la distancia gana terreno, es necesario plantearse una ruptura.

A veces nos podemos sentir paralizados por el miedo a salir de la situación en la que me encuentro y no saber qué pasará después, o por miedo a cometer un error. Otras veces lo que tememos es dañar a la otra persona, sentimos lástima por él/ella. O quizá nos angustie estar solos. Es importante que sepas, aunque resulte duro oírlo, que nadie es imprescindible. Al final todos salimos adelante y construimos nuevas relaciones y nuevos proyectos.

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Recomendaciones para padres separados en vaciones

Estamos en época estival y esto, para muchos padres, supone discusiones de más con su ex-pareja con respecto al cuidado de los hijos.

Que los menores pasen 15 días consecutivos con el otro progenitor conlleva que no están bajo mi supervisión; que no siguen las normas, la educación, la rutina o la alimentación que a mí me parecen adecuadas. Resulta que es el otro progenitor quien tiene que hacerse cargo del cuidado responsable y afectivo de los hijos comunes.

El mayor favor que le podemos hacer a nuestros hijos es confiar en su otro padre/madre y transmitírselo de esta forma.

¿Qué pensaríamos nosotros si nuestros padres nos mandaran fuera de casa, con una persona que nos dicen que es desagradable, irresponsable, que no va a estar pendiente de nosotros o que nos va a desbaratar nuestra rutina? ¿Con qué ganas iríamos a ese lugar? ¿Qué pensamientos y que sentimientos tendríamos hacia esa otra persona? ¿Qué supondría para nosotros que una de las personas que debe ser mi referente y alguien que ayuda a crear mi identidad sea definida, por mi otro pilar fundamental, como un desastre?

Se entiende que en la mayoría de los casos (no vamos a hablar de casos particulares, porque sabemos que hay de todo) las sentencias judiciales han establecido que ambos padres son aptos para mantener la patria potestad y por ello se establecen determinadas guardas y custodias o regímenes de visitas, porque el juez ha valorado que los padres son aptos para ejercer los deberes que implica la paternidad. En caso contrario, se le retiraría o se establecería un régimen de visitas mínimo. Si crees que verdaderamente esa otra persona no está capacitada o agrede o abusa de alguna forma de tus hijos, pide una modificación de medidas o denúncialo. Si no es así, hagamos las cosas fáciles.

En este caso, lo más adecuado para el menor es:

  • Permitirle disfrutar de su otro progenitor.
  • Darle la seguridad de que va pasar tiempo con alguien que va a cuidar de él, le va a dar cariño y va a pasárselo bien.
  • Confiar en las habilidades parentales del otro, seguramente cuando decidí tener un hijo con él/ella me pareció apto.
  • Mantenerle siempre al margen de las discusiones y de lo que yo pienso sobre el otro.
  • No juzgar a las parejas del otro progenitor ni a su familia extensa.
  • Facilitar la comunicación telefónica, por skype, mensajería, etc. con el otro progenitor (sin agobiar).
  • No preguntar constantemente por lo que hace o deja de hacer su padre/madre.
  • Si se siente inseguro por pasar tanto tiempo lejos de ti, asegúrale que podréis hablar a menudo, que en unos días volveréis a estar juntos y que ahora podrá disfrutar de su otro papá/mamá.

En cuanto a ti, aprovecha para desconectar, para dedicarte tiempo y a hacer todo aquello que no puedes hacer cuando estás con tus hijos.

La comunicación en la pareja.

La vida en pareja es compleja. La convivencia entre personas conlleva la exposición de diferentes percepciones o distintos puntos de vista sobre cómo actuar. Y las diferencias entre las personas aumentan las probabilidades de que éstas discutan. Por otro lado, discutir es inevitable pero en cierto modo saludable, siempre y cuando las discusiones sean proporcionadas, respetuosas y reporten negociaciones y soluciones.

Muchas veces queremos defender nuestra posición a capa y espada porque entendemos que es una forma de defendernos a nosotros mismos, como si estuvieran atacando a mí persona y no al hecho que se está discutiendo. bomba

Así, acompañamos el debate de emociones que pueden resultar desproporcionadas y las usamos como bombas que dejamos caer sobre la otra persona. Por supuesto, teniendo en cuenta que no convivimos con un robot, la otra persona reaccionará a todo lo que le llegue y sienta como un ataque.

Al final terminamos por no sentirnos comprendidos, por no comprender al otro y por establecer una grieta en los cimientos de nuestra relación.

¿Cómo podemos comunicanos de una manera más efectiva? Tan importante es saber expresar los sentimientos negativos como atender a la persona que nos quiere transmitir su pesar. A continuación señalaré algunos consejos importantes para expresar y recibir:

Expresión de sentimientos negativos:

  1. Expresar de forma directa nuestra preocupación/sentimiento. No debemos esperar que el otro adivine lo que estamos pensando o sintiendo, lo más efectivo será siempre que se lo hagamos saber. Evitar las formas indirectas como comentarios evasivos, portazos, caras, respuestas cortantes, etc.
  2. Usar la primera persona del singular. No escondernos tras afirmaciones impersonales. Usar un tono impersonal da la impresión de que estamos estableciendo sentencias cuando en realidad solo hablamos de nuestra percepción.
  3. No hacer generalizaciones vagas. Dar ejemplos concretos.
  4. Evitar afirmaciones taxativas. Siempre, nunca, todo, nada,…
  5. Usar el aquí y ahora. No traer problemas pasados.
  6. No acusar al otro. Es importane que juzguemos el acto que nos ha disgustado y no a la persona.
  7. Expresar el sentimiento lo antes posible. Si lo posponemos, daremos pie a la rumiación, a aumentar el malestar y a alimentarlo. Sólo haremos una excepción cuando el malestar sea muy elevado, nos encontremos muy nerviosos o iracundos.
  8. Tratar de ser asertivo. No expresarse de forma agresiva o hiriente, pero tampoco sumisa.

Recepción de sentimientos:

  1. Escuchar en silencio y manteniendo el contacto visual.
  2. Aceptación de los sentimientos aunque no necesariamente de las razones.
  3. Parafrasear. Explicar lo que hemos entendido del mensaje recibido. Usando palabras comprensibles, resumiento, etc.
  4. Transmitir al otro que le estamos escuchando mediante gestos o afirmaciones.
  5. ¡No racionalizar! Las emociones no atienden a razones, así que debemos validar el sentimiento de la otra persona.
  6. Controlar el sentimiento de inculpación. No confundir la crítica del hecho con la de la persona.
  7. Expresión de las propias emociones generadas. Todo lo que recibo provoca en mi una reacción y también debo hacerlo saber.

 

Referencias: Vicente E. Caballo. Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos.

 

Relaciones viciadas

Entre las acepciones del verbo «viciar», en el diccionario de la Real Academia Española, se encuentran las siguientes:
  • Pervertir o corromper las buenas costumbres de vida.
  • Torcer el sentido de una proposición, explicándola o entendiéndola siniestramente.
Cuando una relación interpersonal se vicia se dan estos dos factores; 1. la relación ha dejado de ser lo que fue en un principio para entrar en una espiral de pensamientos y actos negativos hacia la otra persona 2. basados en malinterpretaciones de actos concretos.
Esta degradación suele darse en parejas sentimentales, pero también en relaciones familiares o laborales.
Lo que suele ocurrir es que tomamos determinadas acciones del otro que no nos gustan y las extendemos a la totalidad de su persona

Por ejemplo, Pepe ha llegado tarde a su cita con María. Ella piensa que Pepe siempre llega tarde, que no la tiene en cuenta, que es un egoísta y un desconsiderado… pensamientos que van incrementando el malestar y el enfado.

Otro ejemplo, Marta está trabajando en su ordenador, Juan le hace una pregunta y ella no contesta. Juan piensa que a ella sólo le importa su trabajo, que nunca le hace caso, que lo ignora, que no lo quiere, etc. Como consecuencia aumenta su tristeza. 

Si nos dejamos llevar por estos pensamientos nuestras acciones se verán influenciadas y obtendrán consecuencias sobre la relación con el otro.
Cuando extrapolamos determinados actos a la totalidad de la persona actuamos en base a este principio y todo lo que hace esa persona es «porque es malo», «porque me quiere hacer daño», «porque pasa de mí»,… y obviamos parte de la realidad. Por ejemplo, Pepe ha llegado tarde porque se ha encontrado a su amigo de la infancia, que tanto tiempo hacía que no veía, y no porque tuviera una intención expresa de faltar a su cita con María. Con el tiempo, el comportamiento hacia el otro se vicia, y actuamos siempre enfadados, a la defensiva, esperando los ataques del otro, etc. Obviamente la otra persona responde en base a este comportamiento y a sus propios pensamientos. Finalmente, las muestras de cariño y los buenos momentos van desapareciendo.
Estos pensamientos tienen lugar cuando:
– la relación tiene un alto nivel de compromiso y exigimos lo que creemos merecer
– hemos tenido experiencias previas desagradables
– nos fijamos exclusivamente en lo negativo, obviando parte de la información
– damos por supuestos pensamientos de la otra persona, aunque ésta no lo haya manifestado
– no expresamos de forma asertiva lo que ese acto que nos ha molestado nos ha hecho sentir
Evidentemente hablamos de situaciones que por sí mismas no están evidenciado faltas de respeto, humillaciones, malos tratos o cualquier acto que pueda causar daño físico o psicológico. Por el contrario, se trata de distinguir aquello que realmente estamos malinterpretando y de hacer saber al otro cómo nos ha hecho sentir, siendo capaces ambos de llegar a acuerdos aceptables para los dos.
Si únicamente valoramos el acto y expresamos nuestro malestar de forma asertiva («que hayas llegado tarde me ha hecho sentir que te has olvidado de mí»), damos la oportunidad al otro de dos cosas importantes: de que se explique y de que nos comprenda.

Ventajas de comunicarse asertivamente

La forma en la que nos comunicamos puede ayudar o entorpecer nuestras relaciones sociales. No todas las personas tienen la habilidad de saber comunicar lo que sienten, lo que necesitan o lo que piensan sin dejarse llevar por sus emociones. Saber hacerlo supone una gran ventaja para poder expresar lo que realmente queremos reclamando nuestros derechos y el respeto que creemos merecer.
Existen 3 estilos de comunicación:
– Agresivo: las personas que se comunican de forma agresiva descargan toda la tensión sobre los demás, sin tener en cuenta los sentimientos y los derechos de los demás. Únicamente tienen en cuenta sus necesidades y expresan ira o enfado cuando creen que no se les ha respetado. Sin embargo, se manifiestan de forma inapropiada y violan los derechos de los demás causando numerosos conflictos interpersonales.
  • Expresión verbal: fluida, interrumpe, volumen elevado, amenazas.
  • Comunicación no verbal: mirada fija, enfrentamiento, postura amenazante, etc.
  • Pensamientos: sólo importo yo, los demás me dan igual. En la vida se gana o se pierde. Las personas malas deben ser castigadas.
  • Sentimientos/emociones: ansiedad, soledad, falta de control, enfado, sensación de incomprensión.

– Pasivo/sumiso: el estilo de comunicación sumiso no permite expresar lo que realmente se quiere, se necesita o se piensa. Estas personas se justifican continuamente, piden disculpas y muestran falta de confianza en sí mismos. Es difícil comprender lo que realmente están diciendo, lo que generará frustraciones y afectará a las relaciones sociales. A menudo, estas personas permiten ser dominadas, causando un detrimento en su autoestima.

  • Expresión verbal: poco fluida, entrecortada, el volumen es bajo. Realizan expresiones como «quizás», «supongo». etc.
  • Comunicación no verbal: rehuir la mirada, tener una postura recogida, movimientos nerviosos, etc.
  • Pensamientos: no molestar, no ofender, agradar a los demás, sentirse manipulado, etc.
  • Sentimientos/emociones: impotencia, culpabilidad, ansiedad, etc.
– Asertivo: permite «expresar los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos del individuo de una manera adecuada a la situación, respetando aquellas conductas en los demás y resolviendo los problemas inmediatos de la situación mientras se minimiza la probabilidad de problemas futuros.» Vicente E. Caballo. Estas personas pueden expresarse sin ansiedad ni culpabilidad, haciéndose respetar y respetando a los demás. Como consecuencia tendrán relaciones sociales y autoestima equilibradas.
  • Expresión verbal: directa, firme, fluida, sin vacilaciones.
  • Comunicación no verbal: contacto ocular, postura relajada, gestos firmes.
  • Pensamientos: conocen sus derechos y los de los demás. Convicciones racionales.
  • Sentimientos/emociones: satisfacción, control emocional.
Los estilos de comunicación tienen sus raíces en el aprendizaje adquirido durante la infancia, mediante la observación a personas de referencia (padres, profesores, etc.) o mediante el resultado de la propia experiencia. Diferentes problemáticas de carácter psicológico o biológico o el estado emocional también pueden influir.
En cualquier caso, la asertividad se considera una habilidad que se puede entrenar. Y como cualquier habilidad, no es suficiente con conocer la teoría, es necesario practicar y practicar hasta que las nuevas pautas formen parte de nuestro repertorio conductual.
Los tratamientos enfocados en el entrenamiento en habilidades sociales intentan enseñar las técnicas más adecuadas para enfrentarse a diferentes situaciones sociales de forma adecuada. Estas técnicas se aprenderán mediante instrucciones, modelado, auto-observación  reforzamiento, role-playing etc. En este caso, la terapia de grupo resulta muy adecuada ya que observar comportamientos de otras personas y ser observado y reforzado enriquece y facilita el aprendizaje.
Una técnica que puedes realizar en tu casa cuando has vivido situaciones en las que no has actuado como te hubiera gustado es la siguiente:
  1. Describe el comportamiento que te ha producido sentimientos negativos.
  2. Expresa esos sentimientos negativos
  3. Propón alternativas que mejoren la situación y tus sentimientos.

Cuando lo tengas claro, puedes usar la técnica en cada situación para defender tus sentimientos de una forma asertiva.

¿Sabes cuales son tus derechos asertivos?
  1. Respeto y dignidad
  2. Tener/expresar sentimientos y opiniones
  3. Ser escuchado y tomado en serio
  4. Juzgar mis necesidades, establecer mis prioridades y tomar mis decisiones
  5. Decir NO sin sentirme culpable
  6. Pedir lo que quiero, dándome cuenta de que pueden decir no.
  7. Cambiar
  8. Pedir información y ser informado
  9. Obtener aquello por lo que pagué
  10. Decidir no ser asertivo
  11. Ser independiente
  12. Decidir qué hacer con mis propiedades, cuerpo, tiempo, etc, sin violar los derechos ajenos.
  13. Tener éxito
  14. Gozar y disfrutar
  15. Descansar, aislarme
  16. Superarme, aun superando a los demás