Miedo a sentir

Disfrutar, sentirnos relajados, sin interrupciones en nuestros planes, ninguna discusión que ganar, nada que solucionar,…

Así es como nos gusta vivir, con todo perfectamente en su sitio, sin nada a lo que enfrentarnos. Pero la vida no es así. La vida es movimiento, es caos, es contradicción, es diversidad, es emoción. Y las emociones son cambiantes e intensas de acuerdo a nuestro entorno, nuestras interacciones y nuestros pensamientos. No podemos evitarlas porque no somos robots. Y no debemos evitarlas porque debemos permanecer en la vida y no al margen de ella.tunel solitario

No nos complace sentir tristeza, pero está ahí, en algunas de las situaciones de nuestra vida. No podemos evitarla.

Dejar de comprometerse con las personas, dejar de disfrutar de una buena película dramática, dejar de acudir a eventos sociales,… alejarse de la vida por miedo a sufrir. Evitar todo lo que tememos es dejar de vivir plenamente, es cavar una fosa en la que creemos que nada nos podrá hacer daño. La paradoja es que desde la fosa no se vive igual. Se vive encorsetado, enfundado en uno de esos plásticos de burbujas para que nada nos haga daño pero que irónicamente nos hace más mal del que pensamos porque al final, de no podernos mover, nos atascamos. Y así nos desentrenamos en lo que es vivir resultando todo el doble de difícil, el doble de doloroso.

Entrena tus emociones enfrentándote a las situaciones que las provocan. No huyas. Sólo así puedes crear recursos, estrategias que te permitan convivir con lo desagradable. Porque no puedes pasarte la vida evitando, viviendo al margen. Tarde o temprano tendrás que enfrentarte a una situación dolorosa y no sabrás cómo hacerlo porque no estarás entrenado en el arte de vivir y convivir con las emociones.

 

La obsesión por la enfermedad

El padre de Juan murió hace ya unos años, le detectaron un tumor en el cerebro. Desde entonces Juan tiene muy claro que hay que estar atento a los síntomas de nuestro cuerpo  porque estos nos pueden estar avisando de que padecemos una enfermedad.

Recientemente un amigo suyo ha fallecido por un ataque al corazón. Y él, sin saber por qué, está notando últimamente unas palpitaciones más fuertes de lo normal. Esto ha activado su antigua creencia de que «si hay síntomas, hay enfermedad» y anda preocupado por si padece una enfermedad cardíaca. Se toma las pulsaciones continuamente, comprueba si realmente está sintiendo un hormigueo en su brazo izquierdo haciendo presión con su mano sobre los músculos del brazo, etc. Además le vienen imagenes catastróficas a su mente; él en el hospital, el día de su entierro, su familia llorando,… Se han activado en él una serie de síntomas de ansiedad que le provocan dificultades para dormir, mareos y sudoración, entre otros, que no hacen más que alimentar sus preocupaciones sobre padecer una enfermedad.

Ahora evita ir al gimnasio o pasar mucho tiempo fuera de casa por si acaso eso aumentara la probabilidad de sufrir un infarto. Pregunta a su mujer si le ve bien, busca información en internet y acude con frecuencia al médico.

La ansiedad por padecer una enfermedad o, como antiguamente lo denominaba el DSM, hipocondría es una mezcla entre la fobia y la obsesión y que, sin duda, puede enmarcarse dentro de los trastornos de ansiedad.

No es justo que cuando estas personas acuden al médico cada dos por tres, éste les indique que se vayan tranquilos a casa, que no les pasa nada. Evidentetemente sí les pasa algo, están sufriendo un trastorno que les está afectando a múlstiples áreas de su vida. Padecen un temor atroz a padecer una enfermedad, muchas veces están convencidos de que la tienen, y una obsesión constante por comprobar si tienen los síntomas.dibujado-mano-del-nino-con-una-mascarilla_23-2147543791

Aunque la causa puede ser genética, muchas veces la ansiedad por enfermedad surge por haber vivido experiencias previas de enfermedad propias o en la familia que crean creencias dañinas. Como en el caso que has visto anteriormente, la creencia «todos los síntomas son signo de enfermedad» desencadena una serie de pensamientos, imagenes y conductas que desenvocan en ansiedad que produce más síntomas que mantienen activa la creencia. Un círculo vicioso.

Qué NO debes hacer para alimentar la ansiedad por enfermedad:

  • Buscar información en internet sobre la enfermedad que tienes en mente.
  • Preguntar a tus familiares para que te tranquilicen.
  • Comprobar si tienes los síntomas que confirmarían dicha enfermedad.
  • Acudir al médico para que te examinen.
  • Evitar situaciones que crees dañiñas o peligrosas

Todas estas conductas pueden tranquilizarte a corto plazo pero en realidad están alimentando la rumiación, el pensamiento constante sobre la enfermedad.

Qué puedes hacer para tratarlo:

  • Como en las fobias, exponerte al temor acostumbrándote a ello para normalizarlo. El problema no es lo qué piensas sino cómo lo piensas.
  • Como en las obsesiones, modificando los pensamientos distorsionados. Busca pensamientos alternativos.
  • Comprende que tus pensamientos influyen en tus emociones y a su vez en el cuerpo.
  • Practicar relajación y aproximarte a las sensaciones normales de tu cuerpo. Aprende a destensar tus músculos, rebajar tus pulsaciones,…

No son tareas fáciles y requieren de método y constancia. Te aconsejo que si te encuentras en esta situación acudas a un profesional.

Referencias:

  • Vicente E. Caballo. Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos.