Perdón

Fuente de este artículo: María Prieto-Ursúa, Mª José Carrasco Galán, Virginia Cagigal de Gregorio, Elena Gismero González, Mª Pilar Martínez Díaz e Isabel Muñoz San Roque. Clínica Contemporánez. El perdón como Herramienta clínica en terapia individual y de pareja.  Vol. 3, Nº2, 2012, pp 121-134.

A lo largo de tu vida, es probable que te hayas visto o te vayas a ver dañado por un familiar, por un amigo o por tu pareja. Un daño, una traición, una acción que nos ha hecho sentirnos mal y que nuestra primera reacción es la de no perdonar. Esto quiere decir que va a haber diferentes respuestas:

  • En nivel emocional sentiremos dolor, rabia, tristeza,…
  • En nivel cognitivo representaciones ofensivas del ofensor, pensamientos de venganza, de incomprensión, planteamientos de si tú como víctima has tenido alguna culpa e incluso de finalización de la relación.
  • En nivel conductual puede haber evitación o distanciamiento o, por lo contrario, confrontación.

Estas experiencias que resultan desagradables para quien las padece pueden ser mitigadas, no siendo necesario perdonar si no se desea. Se puede aceptar el daño recibido, hacer re-atribuiones de los sucesos y circunstancias relacionadas, manejar el estrés o aprender a manejar la ira. El perdón solo será un recurso más.

pedón

Al proceso de perdón se puede llegar de diferentes formas:

  • Según la respuesta que empleemos: conductal (reconciliarse), emocional (dejar ir los sentimientos desagradables) o cognitiva (pensamientos determinados sobre el hecho o el ofensor)
  • Según la dirección del cambio: negativo (se abandonan o reducen las respuestas conductuales, emocionales y cognitivas negativas) o positivo (aparecen respuestas positivas).
  • Según su orientación: centrada en sí mismo o centrado en el otro.

Así, llegar a perdonar se podrá hacer de múltiples formas. No hay una forma correcta pues cada individuo encontrará su forma de hacerlo.

Clasificación del perdón:

Diferentes autores proponen distintos conceptos de perdón

  • Perdón intrapersonal o unilateral: se completa enteramente en el indivíduo dañado, no necesita de nada ni depende de la posición del agresor. Perdonar será totalmente independiente de las acciones del agresor en el pasado, en el presente y en el futuro. La persona que perdona no busca nada del otro.
  • Perdón interpersonal o perdón negociado: El perdón adquiere la función de reparación del daño o de la relación. El agresor admite la acción ofensiva, asume la responsabilidad y expresa arrepentimiento. Muchas personas estarían dispuestas a perdonar si se dieran estos pasos.
  • Perdón a uno mismo: intentará evitar pensamientos, sentimientos o situaciones asociadas a la agresión. Tratar de hacer actos de reparación a la víctima o decidir no volver a cometer la agresión nunca más. Para perdonarse a uno mismo sera imprescindible la reconciliación, no así para perdonar a otros.
  • Falso perdón: el agresor mantiene su dominio y se promueve el mantenimiento del daño. Perdonar no es olvidar ni continuar como si no hubiera ocurrido nada. El perdón debe ocurrir desde una posición de fuerza no de debilidad porque el perdonador reconoce una injusticia y la considera en lo que es. Lo peligroso del falso perdón son la manipulación, la negación, la evitación, la injusticia o la cronificación del daño.

Intervención en el perdón.

En general, las distintas intervenciones que se han propuesto tienen en común el trabajo sobre los siguientes puntos:

  • Reconocer la existencia de la ofensa y su importancia: ver la ofensa con perspectiva evitando la negación de la violación de la relación tanto como la magnificación del daño. Reducir los sentimientos de victimización innecesarios.
  • Intentar considerar el punto de vista del ofensor: permite a la víctima reconocer y modificar los patrones destructivos que perpetúan actos injustos y el «entendimiento» que reconoce las limitaciones del agresor sin quitarle responsabilidad. Así se podrán llegar a patrones relacionales alternativos.
  • Sentir empatía con el agresor: aquellos sujetos que logran perdonar al ofensor tienen altos niveles de empatía. Las disculpas y la expresión de arrepentimiento tienen un efecto facilitador de empatía. Ver el malestar del agresor por su acción nos ayuda a ponernos en su lugar y a hacer reatribuciones más positivas.
  • Recordar ocasiones en las que nosotros mismos hemos sido ofensores y nos hemos sentido agradecidos por recibir el perdón de otros.

Efectos del perdón

En general los resultados de los estudios sugieren que las intervenciones que promueven el perdón pueden llevar a reducir los efetos negativos para la salud mental del no perdonar (estrés y disfunción) y producir incrementos en la auto-estima y la esperanza.

El perdón en las parejas aumentaría la satisfacción marital, el compromiso o el manejo de conflictos.

Cómo ayudar a alguien en duelo

Cuando nos encontramos ante una persona que acaba de perder a un ser querido nos sentimos en la obligación de decir algo. Y no nos damos cuenta de lo contraproducente de nuestras palabras.

La sociedad ante el duelo

«A él no le gustaría verte así», «hay que seguir adelante», » puedes tener más hijos», «te compadeces de ti mismo»,…
Así, aunque de forma bien intencionada, lo que hacemos es animar a la persona a no sentir la pérdida. Como si fuera posible no sentir tristeza, rabia, culpa,… después de la muerte de un padre/madre, de un hijo, de un amigo.

Esta sociedad tolera muy mal el sufrimiento propio y ajeno y presiona para que te muestres fuerte y feliz pase lo que pase.

Sentir estás emociones no solo es normal sino necesario. Elaborar el dolor dará lugar a una mejor adaptación a la nueva vida sin esa persona.
La evitación de las emociones no ayudará en este proceso y puede terminar en un duelo complicado.

Supongo que te estarás preguntando: ¿Qué debo hacer entonces? ¿Dejar que sufra? ¿Cómo puedo ayudar a alguien que ha perdido a un ser querido?

El papel de alguien próximo a un persona en proceso de duelo es el acompañamiento

Estoy segura de que entiendes que el simple hecho de decirle a alguien que deje de estar triste no hace magia. Uno no deja de pasarlo mal por más que se lo repitan, ya quisiera esa persona que fuera así de sencillo. Estar triste, descolocado o incluso enfadado por el fallecimiento de alguien a quien queremos es lo esperable. Esta sociedad, sin embargo, tolera muy mal el sufrimiento propio y ajeno y presiona para que te muestres fuerte y feliz pase lo que pase.

Así es fácil que muchas personas ante una pérdida importante hagan ver cómo si no hubiera pasado nada, huyan a otros puntos geográficos donde haya ausencia de recuerdos, tiren absolutamente todos los recuerdos minutos después del trágico suceso,… Todo con el fin de no sentir. Pero esto es imposible, estamos configurados para sentir. Si todos los mamíferos muestran signos de malestar tras la pérdida de un animal próximo a ellos, ¿cómo va a ser diferente en nosotros?. Evitar esta realidad tarde o temprano puede traducirse en un trastorno emocional.

Entonces el papel de alguien próximo a un persona en proceso de duelo es el acompañamiento. Tan sencillo, y tan difícil a la vez. Acompañar quiere decir escuchar y facilitar la expresión de las emociones. Sin juzgar (esa es la parte más difícil porque juzgamos casi sin darnos cuenta). Acompañar también significa atender las necesidades de la persona: puede que en un primer momento no tenga fuerzas para ir a comprar, para limpiar, etc. O puede que necesite charlar, sin más. Acompañar quiere decir dar tiempo y espacio. Puedes proponer retomar actividades que hacía normalmente poco a poco. Proponer, no imponer. Y acompañar también quiere decir dar un abrazo, una caricia en el momento necesario. El contacto físico le ayudará a conectar contigo y poco a poco con la realidad actual.

Cuando la persona en duelo se haya recolocado, haya entendido cómo será la vida sin esa persona, haya visto quién adquirirá el rol dejado por la persona ausente, haya hecho su proceso de adaptación en definitiva, verás como va volviendo a su estado de ánimo normal y retoma su rutina y actividades anteriores.

En cualquier caso, ante cualquier duda o complicación, esto es algo que puede tratarse con un psicólogo, tanto en terapia presencial como en terapia online.

Puedo asesorarte en mi consulta en La Eliana o podemos hacer sesiones online.

Pero a partir de ahora ya lo sabes: permite a los demás sentir.

¡No puedo dormir!

La mayoría de las personas han sufrido insomnio alguna vez a lo largo de su vida. Pocos saben, sin embargo, lo importante que es mantener una buena higiene del sueño para mantener su calidad. Y la calidad del sueño no sólo afecta a las noches, sino que sus consecuencias también se extienden al resto del día: cansancio, disminución de la atención, de la memoria, apatía,… pudiendo llegar incluso a favorecer cuadros depresivos o ansiógenos.

insomnio

Lo primero que debes saber es que dormir mal es una consecuencia. Lo más común es que sea una consecuencia del estrés pero también puede haber otras causas psicológicas (como la depresión, ansiedad, preocupaciones) pero también médicas (por ejemplo alguna enfermedad, dolor), del organismo (como alguna alteración hormonal) o agentes del ambiente (ruidos, luces o ingesta de determinadas sustancias). Identificar la causa será fundamental para tratar de mejorar el sueño. Pero aun en el caso de que no hayas identificado una causa clara de tu insomnio hay una serie de pautas que pueden ayudarte mucho a mejorar tu sueño:

  1. Mantén una rutina. intenta hacer cada noche lo mismo antes de irte a dormir (una cena tranquila, cepillado de dientes, apagar la luz, poner la alarma, etc.). Trata de acostarte siempre a una hora similar, o cuando te entre sueño, y sobre todo levántate todos los días a la misma hora. Si consideras que el fin de semana puedes levantarte más tarde, intenta que no haya más de una hora de diferencia de tu hora habitual.
  2. Asocia tu cama al acto de dormir. para que tu mente sepa a qué va cuando va a la cama, no realices ningún otro acto allí que pueda confundirla. La cama debería ser sólo para dormir y para mantener relaciones sexuales. Por lo que no veas la TV en la cama, no leas, no trabajes, no pases el tiempo rumiando,…
  3. No hagas la siesta. Si te encuentras muy agotado, puedes descansar un momento pero trata de no sobrepasar los 15-20 minutos.
  4. Cena algo ligero, fácil de digerir y date tiempo antes de acostarte para realizar una buena digestión. No consumas alcohol ni cafeína por lo menos 6 horas antes de dormir, tampoco chocolate o alimentos con mucha azúcar (recuerda que todo esto es estimulante). No fumes antes de dormir.
  5. No utilices pantallas electrónicas 15-20 minutos andes de ir a dormir (tablet o móvil). Los libros electrónicos que utilizan tinta electrónica no afectan a tu sueño.
  6. Practica ejercicio de forma regular, pero no más tarde de las 6 o las 7 de la tarde puesto que puedes llegar demasiado activo a la hora de acostarte.
  7. Mantén un ambiente adecuado. temperatura adecuada, colchón confortable y niveles mínimos de ruido y luz.
  8. Si te despiertas durante la noche no comas porque puedes acostumbrar a tu cuerpo a necesitar ingerir alimentos durante estas horas.
  9. Si llevas en la cama más de 20 minutos dando vueltas, levántate y cambia de habitación. Haz una actividad tranquila, o incluso aburrida, nada que requiera esfuerzo físico o intelectual. Cuando te vuelvas a sentir somnoliento/a vuelve a la cama. Repite este proceso tantas veces como sea necesario.
  10. Puedes realizar alguna técnica de relajación o aprender a distanciarte de las preocupaciones obsesivas.

Que tengas unos felices sueños…

perro duerme

Cómo afecta la separación de los padres a los hijos

La información que viene a continuación se ha extraído mayoritariamente de una reciente investigación: Efectos del conflicto parental post-divorcio en la adpatación y bienestar de los hijos. Alicia Sanchis Castelló, Cristina Robredo Torres, Raquel Llop Pérez, Enrique J. Carbonell Vayá.

Para cualquiera de nosotros tener que romper un vínculo afectivo es doloroso y va a implicar que por un tiempo nos sintamos mal y probablemente lo manifestamos de algún modo: internamente mediante sintomatología ansiosa o depresiva, o externamente mediante conductas que no solemos mostrar en otras ocasiones.

Para un niño, desvincularse de uno de sus padres, romper su estructura familiar como la conocía hasta ahora y estar presente ante los complicaciones que conlleva una separación va a suponer un factor de estrés muy importante. Sin embargo, los datos sugieren que la separación de los padres, por sí sola, tan sólo es un evento vital estresante que se puede superar en uno o dos años y que puede resultar en un proceso adaptativo satisfactorio si los recursos de la familia son los adecuados. Es decir, que la adaptación será más favorable si existe una buena relación entre los padres, si la relación padres-hijos había establecido previamente a la separación un vínculo de apego seguro, si ambos prestan apoyo emocional y un estilo de crianza democrático, si hay supervisión y si los padres se han adaptado psicológicamente a la separación.

Por otro lado, también influirá en este proceso de adaptación la edad del menor. El momento evolutivo de los hijos determinará la capacidad de entender la situación y la dependencia física y emocional que se tenga hacia cada uno de los progenitores. Los más pequeños tienden a autoinculparse y mostrar problemas de conducta. Los preadolescentes y adolescentes tienden a tener más problemas de tipo interpersonal pero también de adaptación social.

La frecuencia de las visitas también es un factor que mediará en el bienestar de los hijos. Numerosos estudios observan la importancia de que los menores vean al progenitor no custodio con una alta frecuencia (más del 35% del tiempo), pero otros muchos recalcan que es necesario que se dé una alta cooperación entre ambos progenitores para que el beneficio que supone ver a los dos padres no se vea contrarrestado por la alta conflictividad que supone el mayor contacto entre ellos. Esta cooperación y entendimiento entre los padres se ve reflejada, entre otras cosas, en la discrepancia educativa que percibe el menor.

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Si éste observa que sus padres no llevan una línea similar en cuanto a normas, castigos y refuerzos se sentirá perdido a causa de la ambigüedad y le acompañará un sentimiento de inestabilidad. De este modo, si los hijos no comprenden a qué normas pueden agarrarse, serán ellos mismos los que establezcan las suyas propias o no lleguen a establecer nunca una normativa con los problemas sociales que ello puede conllevar. Además esta inestabilidad está relacionada con la insatisfacción familiar que perciben los niños, lo que a su vez se relaciona con las dificultades para adaptarse a nivel social, escolar y personal.

Se ha visto que en hogares intactos, donde no ha habido una separación de los padres, la calidad de la relación entre estos afecta de igual modo a los hijos. De hecho los menores que han logrado adaptarse a la separación gracias a los buenos recursos de sus padres presentan mayor adaptación en todos los ámbitos que los menores que conviven con ambos pero las relaciones entre ellos son conflictivas.

Finalmente, se concluye que no hay una modalidad de custodia más acertada. Lo más adecuado es analizar:

  • la relación afectiva entre los padres e hijos
  • el estilo educativo
  • la relación entre los progenitores
  • el estado emocional de todos los miembros
  • las herramientas de afrontamiento de conflictos
  • la red social de apoyo.

Los autores del citado estudio puntualizan que para minimizar el estrés del menor ante la separación se deben tener en cuenta dos factores muy importantes:

1) hacerles comprender a los menores que este cambio en la familia no significa un cambio en la relación padres-hijos y en los sentimientos que tienen hacia ellos.

2) evitar lo máximo posible la implicación de los menores en el conflicto entre los padres.

Surfear los impulsos

Las emociones preparan a tu cuerpo para actuar, te dan el empujón para actuar de cierta forma. Este empujón es el impulso.

Quizá no seas consciente pero tus impulsos afectan a ciertas partes del cuerpo. Si prestas atención sentirás como se van llevando a cabo estas preparaciones para actuar. Por ejemplo, si tengo el impulso de comer chocolate, lo noto en primer lugar en la boca, puedo sentir una vaga tensión en la lengua, en la mandíbula. A medida que se vuelve más fuerte puedo sentir cierta sensación en el estómago, una especie de rumor sordo. Y si dejamos que aumente puedo sentir una agitación en las piernas que me impulsan a levantarme y desplazarme.

Una destreza fundamental para lidiar con los impulsos es ser consciente de ellos, detectar cuando se presentan y cómo son. Reconocerlos requerirá práctica, pero a medida que practiques te darás cuenta de que hay dos componentes principales: 1. Sensaciones vagas que te dicen que tu cuerpo se está preparando. 2. Pensamientos o imágenes asociados en relación con la acción que quieres emprender.

Es posible abordar un impulso de dos maneras: actuando conforme a él o actuando en otra dirección. Es preciso que te preguntes: ¿Estaré actuando conforme a la persona que quiero ser?¿Me ayudará a orientar mi vida en la dirección que quiero tomar? Si la pregunta es afirmativa, adelante, déjate llevar por ese impulso. Sino actúa en otra dirección.

Como podemos luchar contra él vamos a hacerle sitio dándole tiempo y espacio para que agote toda su energía (practicar la expansión). Para ello vamos a practicar esta técnica: surfear los impulsos.

Piensa en ola: como viene y se va, como crece de la nada poco a poco para aumentar progresivamente hasta llegar a un punto máximo. Una vez ha llegado a su cresta va perdiendo fuerza paulatinamente. Si no tiene sitio, la ola se romperá contra las rocas, salpicando por todas partes. Por el contrario, si tiene espacio y le permitimos diluirse se irá sin hacer ruido.ola

Lo mismo debemos hacer con nuestros impulsos, observar cómo crecen y hacerles espacio para que se diluyan poco a poco. A continuación, realiza este ejercicio:

Respira profundamente, toma conciencia de tu respiración, cómo entra el aire por tu nariz, cómo llega a los pulmones y cómo sale poco a poco de nuevo por la nariz. Observa en qué parte del cuerpo sientes el impulso. Fíjate si hay otras partes implicadas. Reconoce mentalmente “Estoy sintiendo el impulso de…….”. Dedicate a observar como crece y se desvanece. No intentes suprimirlo ni deshacerte de él. Llena ese impulso con tu respiración y hazle sitio. Nota como ese impulso se expande por todo tu cuerpo, y a medida que se hace grande se debilita.

Si tu mente empieza a juzgar o a criticar ese impulso o a contarte historias inútiles del tipo “no puedes manejarlo”, permite que esos pensamientos vengan y se vayan sin centrar tu atención en ellos. Los etiquetas y los dejas ir.

Algunos impulsos crecen y se desvanecen con rapidez, otros se toman su tiempo. Permite que tu impulso crezca y se desvanezca a su propio antojo.

Te puede resultar útil puntuar el impulso. “Estoy teniendo este impulso con una intensidad de 7”. Fíjate en si esta puntuación varía.

Por muy grande que el impulso se haga, tienes sitio para él. Al final alcanzará su cresta y se desvanecerá. Así que obsérvalo, respira haciéndole sitio y déjalo estar ahí.

Extraído y adaptado de «La trampa de la felicidad» Russ Harris

Cuándo es el momento de romper una relación

Recuerdo en la película «The Mexican» de Julia Roberts y Brad Pitt como ella estaba preocupada por su relación y tenía serias dudas sobre si terminar con su pareja o no. Y si la memoria no me falla, el secuestrador del personaje de Julia Roberts, que a la vez hacía de asesor del amor, le aconsejaba algo así como que si hay amor nunca se debería dejar una relación.

Suena muy bonito y muy romántico pero como bien indica el título del libro sobre relaciones de pareja de Aroon Beck, «Con el amor no basta«.

Haber creado una relación con una persona con la que en un momento dado nos hemos sentido próximos afectivamente al final es lo más fácil de una relación sentimental. Lo más difícil es mantener ese vínculo, construir juntos, compartir proyectos, comunicarse efectivamente. Porque una relación no se mantiene solo con el amor inicial.

A menudo hay personas que se sienten estancadas en una relación y comienzan a surgirle las dudas sobre si debería o no continuar con esta pareja. En otros casos, las personas ven que hay muchos conflictos o una gran distancia que los separa pero no son capaces de ver que es posible que esa relación haya concluido.

En cualquier caso, es una decisión que únicamente compete a la persona o personas implicadas. Dejarse llevar por opiniones ajenas puede hacer que tomes decisiones precipitadas y que posteriormente sientas que cometiste un error. Saber que debes finalizar una relación sentimental es algo que surgirá de ti mismo/a.

A continuación te apunto algunos de los factores claves implicados en la construcción y mantenimiento de una relación sentimental. Quizá esto pueda ayudarte a tomar una decisión más acertada:

  • Comunicación: las relaciones se nutren de las interacciones y para que estas sean efectivas debe existir una buena comunicación. Esto quiere decir que los dos miembros de la pareja tienen que ser capaces de expresar sus necesidades, sus deseos, sus frustraciones y a la vez poder escuchar los de la otra persona. También es importante dar respuesta a estas manifestaciones, no vale sólo con escuchar. La otra persona debe saber si van a poder satisfacer mis demandas, si han comprendido lo que he expresado, etc.
  • Negociación: las decisiones que afectan a la pareja deben ser compartidas. En ocasiones puede primar el deseo de uno, y en otras el de otro. Pero en general y sobre todo en cosas importantes es necesario que ambos expresen sus opiniones y se acuerden las acciones a llevar a cabo. Que sea uno el que siempre imponga su criterio, que trate de convencer hasta el final al otro, que discuta todas y cada una de las decisiones de la otra persona, daña la autoestima de la otra persona y por supuesto daña la relación.
  • Compromiso: al aceptar disfrutar de una persona también se debería aceptar «las obligaciones» que ambos han pactado juntos. A veces ocurre que estas obligaciones uno las da por hechas y el otro no se ha enterado de ellas (y esto nos devuelve a la importancia de la comunicación). Pero si no nos comprometemos a avanzar juntos, a construir, a cuidar,… la relación carece de sentido.
  • Compartir: «estar juntos» implica compartir, sino ¿para qué estar juntos? Compartir tiempo libre, aficiones, proyectos. La persona con la que has escogido comprometerte debería ser tu persona favorita para hacer gran parte de las actividades. Esto no quiere decir que absolutamente todo se deba hacer con esa persona. De hecho es fundamental mantener un espacio individual dentro de la pareja.
  • Individualidad: cualquier persona necesita disponer de momentos de intimidad y de soledad. Respetar la individualidad del otro es fundamental para que se sienta comprendido y valorado como persona única. Estar en pareja no significa fusionarse con el otro y borrar mi personalidad. También es comprensible que cada uno tenga amigos propios, aficiones propias, etc.
  • Proyectos: es muy importante que las dos personas que han decidido compartir juntos su vida lo hagan porque ambos tienen una idea parecida de lo que quieren hacer con su vida. Ambos quieren tener hijos? o quieren viajar por el mundo en plan mochilero? Les gusta una vida tranquila en la que toma importancia el contacto con la naturaleza? o les mueve más el ritmo cosmopolita de las ciudades?
  • Sexualidad: cada persona tenemos unas necesidades fisiológicas particulares y deben tenerse en cuenta. Además es importante reconocer que la inestabilidad emocional afecta a la líbido disminuyéndola.
  • Respeto: no puedo olvidarme del respeto. Es básico en cualquier forma de relación. Sin respeto no puede construirse nada, falla la comunicación, los proyectos, merma la personalidad del que no es respetado y finalmente destruye la relación.

Algunos aspectos pueden mejorarse: podemos aprender a comunicarnos, a negociar, a iniciar conductas positivas hacia la otra persona, etc. Pero si no se consigue mejorar la relación, las dudas continúan y la distancia gana terreno, es necesario plantearse una ruptura.

A veces nos podemos sentir paralizados por el miedo a salir de la situación en la que me encuentro y no saber qué pasará después, o por miedo a cometer un error. Otras veces lo que tememos es dañar a la otra persona, sentimos lástima por él/ella. O quizá nos angustie estar solos. Es importante que sepas, aunque resulte duro oírlo, que nadie es imprescindible. Al final todos salimos adelante y construimos nuevas relaciones y nuevos proyectos.

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¿Por qué él afronta tan bien esta situación y yo tan mal?

¿Qué hace que una persona ante una determinada situación actúe de una manera determinada y otra persona, ante esa misma situación, actúe de otra completamente distinta?

Laura acaba de realizar una presentación oral en el trabajo, tenía que presentar el nuevo producto para la temporada 2018-2019 a los clientes de su empresa. Su jefe, que ha prestado atención a su exposición, la ha felicitado por su trabajo pero también le ha recomendado que la próxima vez trate de mantener un mayor contacto visual con el público. Laura se ha sentido bien al recibir la felicitación y ha decidido mejorar el contacto ocular para que la próxima presentación salga todavía mejor.  En otro turno, es Marta quien realiza la presentación del nuevo producto. Al finalizar, su jefe que estaba igualmente presente, la ha felicitado por su presentación y le ha aconsejado exactamente lo mismo que a Laura, que aumente el contacto visual con sus oyentes. Marta se ha venido abajo, cree que toda la presentación ha sido un fracaso y que a su jefe no le ha gustado como lo ha hecho. No se cree que capaz de mejorar el contacto visual y está empezando a sentir nervios cuando piensa en la siguiente presentación.

¿Qué ha pasado por la mente de Marta? ¿Y por la de Laura?

Veamos otro ejemplo. Observa la siguiente escena.

Escena ambigua
Escena ambigua

Un chico, sentado en el sofá de su casa, ha recibido una llamada y parece que lo que le han dicho, de algún modo, le ha emocionado. No sabemos en qué sentido. ¿A ti que te sugiere? ¿Te ha venido a la mente una mala noticia? ¿En qué aspectos te has fijado? ¿Y cómo crees que se sentirá el chico con esa interpretación?

Intenta darle la vuelta, y piensa en otra alternativa, una positiva. ¿Es posible que esté llorando por una buena noticia? ¿Cómo crees que se siente el chico con esta nueva interpretación? Intenta dar todas las alternativas que creas posibles.

Es posible que si hoy tienes un estado de ánimo decaído hayas dado una interpretación negativa de esta escena y al revés, si tienes un ánimo positivo hayas visto una alternativa de carácter alegre. Lo que está claro es que nuestro estado de ánimo y nuestros pensamientos se retroalimentan entre sí. Los expertos han observado que las personas con trastornos emocionales tienden a realizar interpretaciones negativas en las mayoría de las situaciones que viven.

El problema no es la evaluación negativa que hacemos de la situación. De hecho, en muchos casos esto puede resultar beneficioso para prevenirnos de peligros y amenazas. Por ejemplo, si viene un coche a una rápida velocidad dirigido hacia mí, el pensamiento de «me va a atropellar» me invitará a apartarme lo más rápido que pueda. Pero en otros muchos casos, si lo hacemos de forma repetitiva y en situaciones equivocadas, puede resultar perjudicial.

Imagina que Marta, la chica que creyó que fracasó en su presentación oral, comenzara a pensar que cada vez que tiene que hablar en público, en reuniones sociales o con desconocidos las personas van a pensar que no tiene habilidades para comunicarse, que es aburrida, etc. y esto hace que evite continuamente la mirada de los demás porque así se siente más cómoda. Y con el tiempo no sólo evita la mirada, sino que también evita relacionarse en este tipo de situaciones. Probablemente terminaría perdiendo el trabajo y las amistades, disminuiría su tiempo de ocio, perdería oportunidades, etc.

Marta sólo se centró en un aspecto de la valoración que su jefe hizo de su trabajo. Obvió todo lo demás. Por lo que las posibilidades de ampliar el abanico de diferentes interpretaciones de la situación se cerró. Se mostró rígida en su capacidad de evaluar la situación y esto influyó notablemente en su estado de ánimo.

Tener la capacidad de identificar nuestros pensamientos ante las diferentes situaciones que nos causan malestar nos da la oportunidad de valorar qué interpretaciones estamos realizando. En el caso, de que nos hayamos cerrado en banda con una única opción, es interesante reevaluar nuestros pensamientos y valorar la posibilidad de que existan otras interpretaciones. No se trata de que elimines de pronto esa interpretación negativa (porque sabemos que no podemos controlar nuestros pensamientos) sino simplemente de que aceptes otras alternativas, y de que coexistan juntas.

Por eso, cuando acudes a la consulta de un psicólogo, éste te enseñará a identificar tus pensamientos automáticos para que puedas valorar otras posibilidades. Juntos os daréis cuenta de si esta forma que tienes de valorar las situaciones son errores del pensamiento. A menudo tendemos a sobreestimar la ocurrencia de eventos negativos, aunque no haya ninguna evidencia para ello. Otras veces tendemos a catastrofizar: si pasa eso tan malo que estaba pensando, no voy a poder soportarlo, no podré hacerle frente. Ante estos pensamientos, es seguro que me sentiré temeroso, inútil y triste. Por eso es tan interesante aumentar nuestra flexibilidad cognitiva (la capacidad para valorar otras alternativas), porque esto nos dará margen para afrontar las situaciones desde otra perspectiva y, por supuesto, con otro estado de ánimo.

 

Suicidio

Es más probable que un homicidio, más probable que un accidente de tráfico,… y no hay ningún plan de acción para prevenir el suicidio.

Todos nos hemos echado alguna vez las manos a la cabeza y hemos pensado «qué mal va el mundo, cuánta violencia y cuánto asesino suelto» o «qué mal están las carreteras, qué fácil tener un accidente en estas condiciones«. Sin embargo, del mismo modo que podemos ser víctimas de estas causas también somos potenciales víctimas del suicidio. Es bastante más probable en realidad, dado que en 2015 (últimos datos en el INE) murieron 285 personas por homicidio, 1880 por accidentes de tráfico y 3602 por suicidio. Pero parece que pocos se preocupan por ello.

Ante este panorama se ha creado un largometraje englobado en el género de la docuficción que resulta ser muy NECESARIO, Suicidio. Se trata de una mezcla de ficción y documental, bien diferenciados, que trata de informar y dar un toque de atención sobre la necesidad y la urgencia de abordar esta problemática. Ha sido creado por Palma de Mallorca Press (https://www.facebook.com/PalmadeMallorcaPRESS/) y ha sido galardonado como Mejor Largometraje Experimental en el Festival Internacional de Cine Del Cono Sur- Ficcsur (Valparaíso, Chile) y en el Five Continents International Film Festival como Mejor Largometraje, Mejor Actor Principal, Mejor Dirección Artística, Mejor Fotografía y Mejor Diseño de Producción. Fuera de los paises de habla hispana también ha sido galardonado como Mejor Largometraje en el MoviescreenPro Film Festival, también ha sido galardonado con un tercer Premio en el United Latino Film Festival (Estados Unidos) y otro tercer Premio en el 12 Months Film Festival (Rumanía). Además está seleccionado para competir en múltiples festivales más.

El film no sólo rompe con el tabú, también lo hace con los prejuicios bien instalados en la sociedad en torno al suicidio: la cobardía del que quiere abandonar la vida, el intento de suicidio como llamada de atención, la culpa y responsabilidad de sus actos, etc. Probablemente estas ideas desinformadas sean las que invitan a pensar que el suicidio no merece inversión en prevención.

Por otro lado, también invita a los medios de comunicación no sólo a dejar de lado el sensacionalismo y los detalles entorno a los actos suicidas que pueden crear un efecto llamada, sino también a reclamar a las autoridades planes de prevención. Los medios de comunicación tiene fuerza y poder para crear alarma y sensación de urgencia y con ello son capaces de influir. Así, del mismo modo que lo hacen con la violencia de género o con el estado de las carreteras, pueden hacerlo con el suicidio.

No existe a nivel nacional ningún plan de prevención del suicidio, y desde hace tiempo los profesionales venimos reclamándolo. Se agradecen iniciativas como estas para concienciar a todo el público. La información debe llegar a todos puesto que todos, directa o indirectamente, estamos expuestos.

Si quieres ver el film entero puedes hacerlo en: https://www.filmin.es/pelicula/suicidio